"St. Jacques" de Giancarlo Ruiz


No importe el resultado final, los cortos de Giancarlo Riuz siempre te dejan algo que admirar, por lo menos conmigo así ha sucedido. Desde algo tan bizarro como “Insecto” hasta algo tan inocente como aquel corto, del cual aun desconozco su nombre, sobre el niño que quiere ir a Disneylandia. Tiene una urgencia y necesidad por contar sus historias que las convierten en una vibrante expresión artística.

En el caso de los Z’s lo que más valoré fueron las sátiras que hace en los primeros 10 minutos, mas aparte la calidad de la producción; En “Insecto” fue la metamorfosis de uno de los personajes cuando es picada por un insecto; “IV” explora la deteriorada mente de un psicópata de la manera más casual y sin utilizar el gore; Y finalmente la de Disneylandia lo que más valoré fue su inocencia. Como pueden ver, a excepción de este último, su trayectoria es más hacia el terror, y lo hace con las cosas más simples y casuales.

El año pasado todo Tijuana quedó asombrado cuando Giancarlo fue seleccionado en el Short Film Corner en Cannes, sin embargo fue San Diego quien realmente lo apoyó para que pudiera ir al Festival. El corto seleccionado fue “St Jacques”, descrito en el reportaje que subí al blog hace un par de meses como una historia de amor entre dos personas que ya están muertas y que se encuentran en el limbo tratando de seguir adelante. También nos informa que el corto es algo surrealista. Combinen ambas cosas y fácilmente se darán una idea de lo que el corto es.

Los cortos surrealistas suelen no lidiar con coherencia, ese es el motivo por el cual no me gustan mucho a excepción de “Mulholland Drive”, el cual encuentra la manera de ser surrealista sin coherencia e hipnótico a la vez. Este corto sin embargo justifica el surrealismo, y es claro que ambos personajes más que nada vagan por sus propios recuerdos que por el mundo en sí. Los recuerdos se llevan a cabo generalmente en playas de Tijuana, donde la pareja paseaba cuando les sucedió esta tragedia, y un buen detalle es que mueren en diferentes ocasiones, lo cual causa que ambos aparentemente estén buscándose el uno al otro.

Mi esposa me contó algo una vez que realmente me deprimió, lo cual es solo una teoría, pero que deprimente si fuera cierto. Me dijo que según la biblia cuando uno muere y se va “al cielo” junto con sus familiares fallecidos, en realidad nunca se reconocerían, no me explicó exactamente cómo y en base a que surgió esta teoría, pero realmente me deprimió por que cuando alguien muere uno tiene la esperanza de volverlo a ver cuando uno mismo muera, pero si esto es cierto, entonces la muerte es realmente el final, y el adiós es definitivo. Hay un momento en este corto que me recordó a esto cuando los dos fallecidos están de frente, pero no pueden reconocerse el uno al otro. Te hace pensar sobre realmente el poco tiempo que estamos con nuestros seres queridos en esta vida.

Este concepto es fascinante, y es precisamente lo que admiro de este corto.

Lo que realmente me sorprendió bastante de Giancarlo es la calidad de la producción, la cual es sumamente casera en cuestión de imagen respaldado por un soundtrack que parece ser extraído de un video de XV años. Es un poco drástico ver lo fascinante que son la calidad de la producción de “Insecto” o “Los Z’s”, y luego ver este. Y este es el tipo de corto con el cual Giancarlo hubiera podido sacarle mucha belleza visual y sonora, incluso hasta poética, de la misma forma que lo hizo Aronofsky con “The Fountain”, un filme que de igual manera lidia con la posibilidad de perder a un ser querido. El mismo potencial exigía esta historia. Las actuaciones son exageradas, melodramáticas y sobreactuadas, pero Giancarlo es posiblemente el único director que puede usar este tipo de actuación sin que se vea como un defecto ni como algo distractorio.

Sin embargo, hay algo que le da justo en la yugular al corto y ha causado que las pocas personas que conozco que lo hayan visto reaccionen negativamente hacia él: No nos queda claro en qué momento él muere. Si se dé que trata el corto es precisamente por la entrevista que vi de Giancarlo, no porque el corto me lo haya informado por sí mismo, lo cual me recuerda algo que me dijeron un grupo de compañeros hace años: Cuando un director se ve en la necesidad de explicar el corto es porque algo está mal. Lo vi junto con alguien que no le entendió completamente, pero después de que le expliqué que fue lo que pasó su perspectiva cambio un poco. Pero obviamente no siempre estaremos yo o Giancarlo para explicar el contenido, aunque claro, si leen esta reseña ya saben de qué trata y podrán apreciarlo mejor.

No creo que Giancarlo salga con esa escusa de que está probando que tan sabio o astuto es el público para descifrar de lo que trata. Igualmente con sus otros cortos nunca parecía haber estado interesado en ser lineal, coherente o convencional, pero la historia de este es tan fascinante que no debería haber pasado desapercibida y opacado por lo surreal, y algo que no la respalda es que el estilo de cómo el corto es contado no es trascendente como lo han sido los demás. El concepto ameritaba más y Giancarlo desaprovechó una gran oportunidad aquí, pero quien se puede quejar de este corto después de haberse proyectado en Cannes?


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